En estos últimos días han coincidido en los periódicos dos noticias acerca de espías modernos. Una el estreno de la película Casino Royale protagonizada por el nuevo Bond, James Bond, Daniel Craig.
La otra, mucho más triste y real ha sido el asesinato del ex espía ruso Alexander Litvinenko. La carta escrita desde el hospital cuando ya se encontraba agonizante sobrecoge al leerla, como da las gracias a todos los que le han ayudado y como acusa al Presidente Putin de su muerte.
Litvinenko investigaba el asesinato de su amiga y colaboradora Anna Politovskaya que se produjo hace algo más de un mes en Moscú. En este caso podía haber alguna lejana duda de si era un caso de espionaje o no. Pero ahora esta clarísimo. El método utilizado, al usar de una de las sustancias más radiactivas conocidas, el polonio deja claro las posibilidades de los asesinos. Lo cierto es que, como en toda buena novela policíaca, esto no apunta directamente al sospechoso, ya que los asesinos han podido buscar justo eso.
Será difícil que se demuestre quien es el culpable, o como el las películas de James Bond sólo lo sepan los servicios secretos que para eso lo son.
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