Esta terminando el último mes del año y al entrar aquí, en mi blog, me he dado cuenta de lo poco que he escrito en relación al mes anterior. Al pensar en ello, me doy cuenta de todas las cosas que he hecho, vacaciones, deporte, amigos, lectura y por supuesto trabajo, mucho trabajo. Incluso he quedado con personas que no veía desde hace más de 3 años. Pienso que este mes es como una carrera contrarreloj para hacer todo lo que no nos ha dado tiempo a hacer en el resto del año.
Quizás es cosa solo mía, pero no lo creo, solo hay que ver el estado general de todo el mundo, cuando no hay atascos o incluso habiéndolos, te adelantan coches a un velocidad inusitada para llegar antes al siguiente semáforo en rojo. En las grandes superficies no hay que llevar los ojos muy abiertos para escuchar nimias discusiones entre parejas o familiares. Hoy en El Corte Ingles de Sanchinarro una madre y una hija gritaban en la puerta de los ascensores acerca de que el carro no podía bajar por las escaleras mecánicas, lo gracioso es que el carro estaba allí y no lo habían subido por el ascensor; me han dado ganas de decirlas que una hablaba de las escaleras mecánicas y la otra de la rampa mecánica pero la indolente cara del yerno y del nieto me han hecho desistir.
Unos novios discutían una planta más abajo “yo no quería venir a este Corte Ingles así que pregunta tú” lo importante no es la frase, sino como se la arrojaba ella a la yugular de él devolviendo algún episodio anterior.
Es como si el virus del stress se estuviera desarrollando en nuestros cuerpos y ni el doctor House fuera capaz de eliminarnos esta terrible chungopatitis.
Quizás es cosa solo mía, pero no lo creo, solo hay que ver el estado general de todo el mundo, cuando no hay atascos o incluso habiéndolos, te adelantan coches a un velocidad inusitada para llegar antes al siguiente semáforo en rojo. En las grandes superficies no hay que llevar los ojos muy abiertos para escuchar nimias discusiones entre parejas o familiares. Hoy en El Corte Ingles de Sanchinarro una madre y una hija gritaban en la puerta de los ascensores acerca de que el carro no podía bajar por las escaleras mecánicas, lo gracioso es que el carro estaba allí y no lo habían subido por el ascensor; me han dado ganas de decirlas que una hablaba de las escaleras mecánicas y la otra de la rampa mecánica pero la indolente cara del yerno y del nieto me han hecho desistir.
Unos novios discutían una planta más abajo “yo no quería venir a este Corte Ingles así que pregunta tú” lo importante no es la frase, sino como se la arrojaba ella a la yugular de él devolviendo algún episodio anterior.
Es como si el virus del stress se estuviera desarrollando en nuestros cuerpos y ni el doctor House fuera capaz de eliminarnos esta terrible chungopatitis.
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